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Nuestro Pastor
Samuel Hernández nació en Cuba en el 1954 y creció dentro de la iglesia bautista. Su madre era directora de la Unión Femenil Misionera. Hizo su profesión de fe cuando tenia como 8 años y se bautizó a los 10 años. En el 1969, a la edad de 14 años, él y su madre salieron de Cuba rumbo a España. Su padre y hermana salieron para Miami y después llegaron a Puerto Rico.
“Los comunistas ya habían arrestado a mi padre después de una celebración de cumpleaños de mi hermana. Se creyeron que era un estudio bíblico a escondidas. También sabíamos que, si yo cumplía los 15 años en Cuba, hubiera tenido que enlistarme en la milicia.”
“Fue un tiempo muy difícil donde luché con mi fe. Estaba en conflicto y dudaba de Jesús. Tuve entonces un sueño donde estaba sentado a la parte de atrás de la iglesia, como escondiéndome, Porque Jesús había venido y vi a Jesús, un hombre alto con ropas blancas y barba en el púlpito. El se volteó y me miró directamente a los ojos con amor y gracia. Con su mirada me dio a entender que El sabía de mi duda. Desperté llorando, y arrodillado le dije que nunca volvería a dudar. Una semana después recibimos nuestros permisos para salir de Cuba.”
Aun estando en España con su madre, Samuel vio que la vida era muy difícil para los cristianos. Bajo la dictadura militar de Francisco Franco, cristianos eran obligados a adorar y reunirse en secreto. El ayudó a un pastor de una iglesia pequeña que estaba escribiendo un comentario sobre el Evangelio de Marcos esto secretamente en el sótano de la iglesia. Si hubieran sido descubiertos, hubiesen sido arrestados.
En España, el Señor comenzó a hablarle a Samuel. Los cubanos refugiados en España tuvieron un servicio especial y Samuel fue escogido para llevar el mensaje una noche. Decidió tomar su mensaje de un tratado evangélico y practicó su mensaje frente a su mamá. Le habían dicho que podía predicar por 30 minutos, pero cuando llegó el tiempo, terminó su mensaje en menos de 7 minutos. “Estaba muy nervioso y temblando – fue horrible. ¡Yo quería ser piloto – no pastor!” recuerda Samuel.
A los 15 años, Samuel y su mamá volaron a New York, fueron identificados como cubanos refugiados, y recibieron su permiso de residencia permanente. De ahí se fueron a Puerto Rico para reunirse con su padre y hermana.
“Comencé la escuela y trabajaba para una farmacia local, entregando paquetes. A los 18 años, cuando estaba terminando la escuela superior, se despertó enfermo una mañana. “Me sentía terrible a pesar de no tener fiebre.”
Su mamá le dijo que se quedara en la casa y la llamara si la necesitaba ya que ella trabajaba al cruzar la calle donde vivían. Mientras estaba acostado, escuchó una voz en su mente que le decía “Vas a ser pastor” y de inmediato se sintió mejor, pero comenzó a discutir con el Señor porque él quería ser piloto. Cuando el Señor le respondió diciendo “no vas a ser pastor”, de inmediato se volvió a sentir enfermo. Esto siguió por unos 20 a 30 minutos. Finalmente, se rindió y se arrodilló a orar y a entregarse al ministerio pastoral. Desde ese momento, se le fue el malestar que había sentido en su cuerpo y nunca volvió a sentirse enfermo de esa manera.
Cuando su mamá llegó de trabajar, Samuel le contó lo sucedido. Su mamá calló de rodillas y levantó sus manos al cielo y solo dijo, “Gracias Dios, por contestar mi petición”.
Samuel se comunicó con el director de misiones de la Asociación Bautista de Puerto Rico y los visitó al día siguiente. Les explicó su llamado y como ya conocía bastante de la Palabra de Dios, comenzó a predicar y luego la asociación le dio su licencia de predicador.
Después de 20 años luchando económicamente en Puerto Rico, Samuel se enlisto en las Fueras Armadas para poder trabajar. Estuvo estacionado en Fort Lewis en Tacoma, WA, donde pasó muchas noches de guardia.
Durante una noche muy fría, tuvo que hacer guardia a un camión de municiones. Le tocaba el descanso a mi compañero así que quedé solo. “De repente, oí una voz en español que me llamaba por mi nombre”, recuerda Samuel. “Me preguntó, ¿Qué haces en este lugar? ¿Acaso te llamé a hacerle guarda a un camión?”. Samuel le respondió, “pensé que tenia que hacerlo para mantener a mi familia”. La voz le dijo que lo que le había pedido no tenía nada que ver con eso.
Samuel entendió claramente que lo que estaba haciendo, pasando frio guardando un camión, era mucho más de lo que el Señor le había llamado a hacer. Samuel se volvió a comprometer al llamado del Señor, y comenzó de nuevo.
Al terminar su servicio militar, Samuel habló con su pastor y fue ordenado por la iglesia para ayudar a plantar una iglesia en Seattle, WA.
Samuel regresó a Puerto Rico en el 1983 y comenzó a pastorear una iglesia. De ahí, pastoreó a otra iglesia más establecida, y durante ese tiempo obtuvo su Maestría en Artes.
Para este tiempo, su hija mayor vivía en Blythewood, SC., y sintió el llamado del Señor a comenzar un ministerio hispano en ese estado. Habló con su esposa y comenzaron a planear y guardar dinero para el viaje. Estaba todo listo, pero tuvieron dificultad en vender su casa en Puerto Rico. Tenían un apartamento rentado en Columbia, SC, pero nunca dudaron o cambiaron sus planes. El mismo día que comenzaron la mudanza, una persona se les acercó con interés en la casa. Después de revisar la casa con su esposa, decidieron en ese momento comprarla. “El Señor vendió esa casa” asegura Samuel.
Inicialmente, en el 2002, la Iglesia Hispana Dios es Amor, se congregaba en First Baptist Church de West Columbia, pero conmutar la distancia desde donde vivían les hacía difícil hacer el trabajo evangelístico necesario para la comunidad. Decidieron mudarse a Killian Baptist Church en el noreste de Columbia, y después a Sandy Level Baptist Church en Blythewood.
“Todo proviene de Dios” dice Samuel. “Lo sé porque Cristo es el centro de nuestras vidas. He aprendido que ser obediente es un regalo de Dios y sé que El quiere que tengamos una vida Cristo-dependiente y no autodependiente.”
Samuel Hernández nunca aprendió a volar, aunque eso se puede debatir.